Los monumentos históricos de la capital vallecaucana han sufrido una serie de ataques por parte de vándalos.
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Durante lo que va corrido del año se ha conocido dos ataques al ornato de la ciudad, y a lo largo de los últimos años, muchos son los monumentos e iglesias que han sido atacadas por los ladrones y personas inescrupulosas ya sea para realizar un daño específico o para quedarse con partes de estos y venderlas en el mercado negro. Nos dimos a la tarea de hacer un recuento de esos hechos en los que se evidencia que los caleños no respetan las zonas que adornan la ciudad.
Costará $10 millones
El más reciente caso se vandalismo contra los monumentos fue el que se presentó en la famosa y emblemática iglesia La Ermita en el centro de Cali. Versiones preliminares decían que se produjo por un accidente de los obreros de la avenida Colombia. Sin embargo la Secretaría de Infraestructura de Cali se pronunció después desmintiendo la versión, asegurando que este hecho era responsabilidad de personas ajenas a los trabajadores de la megaobra. Al parecer una persona que se movilizaba en una bicicleta pasó por el lugar y arrojó un líquido viscoso que parecía aceite quemado contra la fachada de la misma y opacó su color característico.
Aunque este hecho sirvió para que la Policía organizará un plan para la limpieza de las fachadas de las principales iglesias de Cali, lo cierto es que la inversión que se debe realizar para la recuperación del frente de La Ermita costará cerca de $10 millones de pesos.
El monumento a la Solidaridad
En años anteriores otro de los monumentos que fue objetivo de los ‘dueños de lo ajeno’ fue el monumento a la Solidaridad, que fue realizada por el escultor Samario Oscar Lombana e inaugurado en la ciudad el 24 de marzo de 1995 por el entonces Presidente de la República, Ernesto Samper Pizano y el que precedía la Alcaldía de Cali era Mauricio Guzmán.
En el 2011esta obra fue profanada al quitar uno de los muñecos que hacían parte de dicho ornato. Se trata del que la gente del común llamaba ‘el capataz’ que estaba en la punta y quien dirigía el grupo de obreros que arrastraba el cubo. Aunque muchos desvirtúan dicha noticia, lo cierto es que en el lugar quedó el espació en donde estaba ubicada esta figura.
La Campana de San Antonio
Quizás este ha sido el robo más inaudito para los caleños y moradores del sector de San Antonio. El 22 de abril el sacerdote de la parroquia de este barrio, se enteró que la campana que adornaba dicha edificación, fue robada y hasta el momento no se tienen pistas de su paradero. Según la madre superiora del Monasterio Santa Clara, Ana Lucía Martínez, el robo se efectuó en la madrugada y necesariamente se dio desde el exterior del templo, pues por dentro hay rejas hacia el espacio donde se ubican estos elementos. La religiosa dijo que los ladrones zafaron la campaña del anillo de acero que la aseguraba y se fueron sin hacer otros daños al campanario. Este objeto de bronce tiene tallado el nombre de San Antonio y junto con otras dos campanas que permanecen en su lugar, convocaba con su tañido todos los días a la eucaristía. Llevaba en el lugar 40 años y su antigüedad remonta 230 años atrás.
Aunque la Policía ofreció $2 millones de pesos por la recuperación de este elemento, que como dicen, su valor no es comercial sino su valor histórico. El año pasado fueron robados de esta misma capilla dos candelabros, de casi un metro de altura, pero una persona que los adquirió, al ver que tenían el nombre de San Antonio, los devolvió.
El monumento al deporte
Aunque no se justifica el robo de estos elementos que adornan la ciudad, tampoco se justifica el hecho de que los monumentos pasen al olvido de administración en administración. En muchos de ellos se puede percibir Óxido, basuras, graffitis, rostros carcomidos, entre otros. A esto se le suma en que los sitios donde se encuentran se han convertido en refugios de indigentes o en tesoro de vándalos. Es de resaltar que se ha invertido una parte del presupuesto para realizar el mantenimiento de estos, ha sido muy poco.El deporte tampoco se ha salvado de este tipo de hechos. Vándalos le quitaron un disco a la escultura de María Isabel Urrutia que integra la fuente del Deporte, situado en la Carrera Primera con Calle 52 y que fue inaugurado el 16 de mayo de 1997. También se llevaron doce bolardos. A los ladrones no les importó que fuera una gloria del deporte colombiano. Tampoco los amedrantó su fornido cuerpo.
En plena vía pública la asaltaron con descaro. Nadie sabe a qué hora lo hicieron, pero lo cierto es que fue ante la mirada impotente del patinador Diego Rosero y del futbolista Carlos El Pibe Valderrama. Los amigos de lo ajeno le quitaron un disco a la pesa de la medallista olímpica, María Isabel Urrutia. Sin dejar huellas, ni ocasionar destrozos, despojaron de esa pieza a la estatua de la deportista vallecaucana que, orgullosamente, se exhibe junto con las otras figuras del deporte nacional, en la glorieta de la Carrera Primera con Calle 52.
Muchos están olvidados
En plena vía pública la asaltaron con descaro. Nadie sabe a qué hora lo hicieron, pero lo cierto es que fue ante la mirada impotente del patinador Diego Rosero y del futbolista Carlos El Pibe Valderrama. Los amigos de lo ajeno le quitaron un disco a la pesa de la medallista olímpica, María Isabel Urrutia. Sin dejar huellas, ni ocasionar destrozos, despojaron de esa pieza a la estatua de la deportista vallecaucana que, orgullosamente, se exhibe junto con las otras figuras del deporte nacional, en la glorieta de la Carrera Primera con Calle 52.
Muchos están olvidados
El óxido carcome la base del Monumento al Deporte; el Gato de Tejada tiene su cuerpo graffiteado y la cola agujereada; el Benito Juárez está invadido por el musgo, sin contar con la falta de pintura de la estatua de Sebastián de Benalcázar, con las manos rotas de Efraín y María o con los graffitis de Jovita: el panorama es desalentador.
25 monumentos y 21 estatuas en honor a próceres y líderes latinoamericanos existían en Cali hasta el 2011.