MISTERIO Durante siglos, historiadores http://www.semana.com/gente/articulo/la-tumba-perdida-genghis-khan/341378-3y arqueólogos del mundo entero han buscado el lugar donde fue enterrado Genghis Khan, el legendario conquistador mongol. Un grupo de investigadores en Estados Unidos podría estar a punto de resolver el enigma.
Autor: Erik Jepsen
El científico Albert Yu-Min Lin está convencido de que es posible hallar la tumba de Genghis Khan con ayuda de las nuevas tecnologías. Desde su laboratorio en California, puede viajar a cualquier punto de Mongolia usando mapas satelitales y sin necesidad de pisar el terreno.
Hace
800 años, Genghis Khan se convirtió en mito al crear el imperio más
extenso de todos los tiempos. En solo dos décadas conquistó tierras que
abarcaban miles de kilómetros desde el océano Pacífico hasta el mar
Caspio.
Haber construido una leyenda con su vida sanguinaria y ép
ica no le bastó, y quiso hacer de su muerte un
misterio insondable. Algunos creen que falleció en 1227 víctima del
tifo; otros dicen que se cayó de un caballo y los más entusiastas
aseguran que una concubina lo asesinó. Pero el enigma no tiene que ver
con la causa de su muerte, sino con lo que pasó después.
Genghis
no quería ser inmortalizado en un mausoleo monumental, como tantos en
sus circunstancias, sino ocultarse tras los velos de un acertijo
milenario. Para asegurarse de que así fuera, los soldados que
acompañaron el cortejo fúnebre eliminaron a todos los aldeanos que
vieron la procesión o que asistieron al entierro, y luego se suicidaron.
Nadie podía saber dónde había sido sepultado. Por eso, hoy podría estar
en cualquier lugar, incluso debajo de un bosque o de un río.
Aunque
hay muy pocas pistas, la mayoría de los expertos sospecha que la tumba
se encuentra en la provincia de Khentii, al noreste de Ulan Bator, la
capital de Mongolia. A
l parecer Khan nació en
esa región y eligió una montaña conocida como Burkhan Khaldun para ser
enterrado. El problema es que para encontrarlo toca inspeccionar más de
12.000 kilómetros cuadrados de cordillera, una tarea que ni siquiera un
centenar de arqueólogos podría concluir en toda su vida.
A
eso se suma que los mongoles siempre han considerado sagrada esa zona y
que la Unión Soviética, que gobernaba virtualmente a ese país,
rechazaba la figura mítica del Khan y prohibía las investigaciones. Pero
desde 1991 los controles se volvieron más laxos y varios
expedicionarios han logrado entrar en busca del gran guerrero.
Aun
así, ni alemanes, británicos, rusos o japoneses han dado con sus
restos, pues las autoridades tampoco permiten excavar. De hecho, los
pobladores están convencidos de que si alguien se atreve a interrumpir
el sueño eterno de su héroe nacional, se desatará una terrible
maldición. Consciente de estas creencias, Albert Yu-Min Lin, científico
de la Universidad de San Diego California, le propuso a un grupo de
investigadores estudiar la zona sin mover una sola roca.
“Explorar
con métodos no invasivos nos permite desvelar el secreto sin irrespetar
las barreras culturales”, explica en su blog. La idea consistía en
examinar en un mapa satelital los puntos que indicaran posibles
vestigios arqueológicos. Como el área es tan extensa y una persona no da
abasto, Lin decidió pedirles a los internautas que le ayudaran a
revisar las más de 90.000 imágenes.
Con el
apoyo de la National Geographic Society, diseñó una página web a la que
cualquiera podía acceder y etiquetar los mapas. Una vez obtenida esa
información, Lin y su equipo viajaron a Mongolia a comprobar que
efectivamente se trataba de sitios ancestrales. En lugar de pica y pala,
se armaron de radares de penetración terrestre y drones miniatura para
escanear cada punto y luego convertir esos datos en imágenes
tridimensionales. En la actualidad, los especialistas están analizando
la evidencia y hasta ahora los hallazgos son prometedores.
Hay,
por ejemplo, un lugar que sugiere que hubo actividad humana, pues está
lleno de puntas de flechas, cerámicas, ladrillos, tejas y artefactos del
siglo XIII. Si se confirman esos indicios, sería la primera vez que
aparecen pruebas contundentes que podrían llevar a la tumba. “En este
momento todo se está alineando. Es extraordinario que hayamos encontrado
algo que corrobore esa leyenda”, dijo Lin a la revista
digital Newsweek.
Su interés por resolver este
misterio surgió después de recorrer a caballo buena parte de Mongolia.
Desde entonces, el joven quedó fascinado con la historia de Chinggis
Khaan, como lo llaman allá y a quien muchos ven como una especie de
semidiós.
Temujin, el nombre de pila del
conquistador, vivió una infancia marcada por la tragedia. Cuando era
niño los tártaros asesinaron a su papá y su familia fue condenada al
destierro. Años más tarde, una tribu raptó a su esposa, lo que
desencadenó una serie de batallas que al final le sirvieron para unir
clanes enemigos y erigirse emperador de los mongoles en 1206.
Además
de la fama de bárbaro, Khan es recordado por ser un hábil estratega y
por haber introducido la lengua escrita en su pueblo. La mayoría lo
considera el padre de la patria, título que no está muy alejado de la
realidad.
Un estudio de 2003 de la Universidad
de Oxford demostró que el 8 por ciento de la población que habita esos
territorios, es decir unas 16 millones de personas, podrían descender
del guerrero, pues comparten la misma información genética.
En
China su figura también es un símbolo nacional y existe un mausoleo en
su honor en Mongolia Interior. Incluso algunos chinos afirman que ese
país les pertenece, de modo que si Lin y sus colegas hallan la tumba,
las repercusiones políticas podrían ser graves. En cualquier caso, los
investigadores tendrán que ser muy cuidadosos con el tema.
Porque
si hay algo claro en todo esto es que Genghis Khan no quería que lo
encontraran y hoy sus seguidores están dispuestos a defender ese deseo
cueste lo que cueste. Al fin y al cabo, el destino de la humanidad está
en juego, pues dice la leyenda que si alguien osa remover un centímetro
de tierra del anhelado sarcófago, el mundo se acabará.
Los otros enigmas
La
tumba del conquistador mongol no es la única que desafía a los
expertos. No se sabe, por ejemplo, dónde yace Alejandro Magno, el
general macedonio que extendió su imperio desde Grecia hasta la India,
pasando por Egipto y Persia.
Algunos textos
antiguos sugieren que su sarcófago de oro macizo deambuló por varios
lugares hasta llegar a la ciudad egipcia de Siwa. Sin embargo, pese a
que se han organizado varias expediciones en la zona, todavía nadie ha
podido dar con su paradero.
Cleopatra y Marco
Antonio son otros personajes legendarios cuya muerte está rodeada de
misterio. Siempre se ha creído que la reina y su amante se suicidaron
tras ser derrotados por el ejército romano en el año 30 a.C., y que
luego fueron embalsamados. Desde 2005 una arqueóloga dominicana adelanta
excavaciones en un templo cercano a Taposiris Magna, al oeste de
Alejandría, pero la búsqueda aún no ha tenido éxito.
Un gran conquistado
Genghis
Khan dominó miles de kilómetros desde el océano Pacífico hasta el mar
Caspio. Tras su muerte, en 1227, sus hijos se encargaron de extender el
imperio más allá de Hungría.