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sábado, 29 de junio de 2013

El Museo arqueológico de Valledupar ¿quedará sólo el recuerdo?

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Fecha 28 junio 2013



El Museo arqueológico de Valledupar ¿quedará sólo el recuerdo?
El Museo arqueológico de Valledupar ¿quedará sólo el recuerdo?
Para la comunidad vallenata es apremiante la reactivación del Museo Arqueológico para mantener vivas las raíces indígenas.
ANNELISE BARRIGA RAMIREZ
annelise.barriga@elpilon.com.co
Mientras que en otras ciudades de Colombia, las administraciones públicas tienen entre sus prioridades conservar y exponer el patrimonio arqueológico – vestigios que permiten conocer los orígenes y las trayectorias socioculturales pasadas- en Valledupar este tema parece estar en el olvido. Aunque existió un museo arqueológico, hoy en día sólo existen piezas dispersas ubicadas en diferentes instituciones.
Este sitio, que funcionaba en la Casa de la Cultura,  que era un tributo a la historia, y cuya colección original contenía más de 350 piezas representativas de las culturas precolombinas Tayrona y Chimila, que tuvieron su asentamiento en la Sierra Nevada, con el pasar del tiempo fue perdiendo fuerza, hasta el punto que fue destinado para un salón de música y posteriormente para un taller de pintura; por lo que algunas de sus piezas tuvieron que ser guardadas en cajas y otras trasladadas a la Academia de Historia, la Gobernación del Cesar y la Fundación Pentagrama, entre otras.
La antropóloga, especialista en Historia Regional, Ruth Ariza, rememoró que el museo arqueológico se debilitó por la carencia de una persona responsable de las piezas, puesto que la que ejercía este cargo falleció y porque el salón donde funcionaba fue readecuado para  dar clases de música. “Las piezas las metieron en cajas y vitrinas; y por la falta de espacio, algunas de éstas se vieron en la necesidad de reubicarla en otros sitios.
En este lapso, algunas de ellas se perdieron, otras se rompieron, muchas de las fichas museológicas  (donde se explica el lugar de procedencia, la cultura  a la que pertenecían y de qué estaban elaboradas) se extraviaron”, precisó.
Por su parte, Cecilia ‘La Polla’ Monsalvo, quien fue directora del Instituto de Cultura y Turismo de Valledupar, aseguró que este museo era un lugar muy importante en la ciudad, puesto que constituía un espacio de formación para la juventud y de visita para los turistas, de los cuales carece la ciudad. 
Ella precisó que las piezas del museo fueron recolectadas a través de guaqueros que las llevaban a la Casa de la Cultura y las vendían. “Si mal no recuerdo fue Mercedes Romero de Quintero, la primera directora de la entidad que se dio a esta tarea, que prosiguió Gloria Castro Maya, a quien  le apasionaba el tema. De la Universidad Nacional vinieron expertos en la materia para un estudio de las piezas y verificar que fueran legitimas”,  recordó. 
Monsalvo agregó que “a raíz del traslado de la Casa de la Cultura a la Escuela de Bellas Artes, se adaptó un salón grande para el museo con un montaje muy bonito y la gente lo visitaba con frecuencia. Cuando yo salí del Instituto (en 1997) lo dejé en ese sitio, luego fue trasladado nuevamente a la Casa de la Cultura. De ahí en adelante, no sé qué pasó con el museo”.
Su importancia
Para la antropóloga Ruth Ariza, la importancia de este museo radica en que estas piezas permiten estudiar la cultura indígena, porque ellas congelan la memoria de ciertos períodos. “Es una forma de tomar conciencia de la identidad y cultura indígena que nos rodea. Allí iban los colegios de la ciudad, era una clase didáctica de Arqueología e Historia. Explicó.
Para la especialista, Valledupar está atrasada en este tema porque pese a estar rodeada de indígenas como: Arhuacos, Kowis, Wiwa, Kankuamos, Wayúu, Barí y Chimila, no posee un sitio especializado donde se estudien sus orígenes, a diferencia de Barranquilla, que aunque ya no tiene indígenas tiene un museo de grandes proporciones.
“Es necesario juntar las piezas que están dispersas, clasificarlas y realizar un trabajo con los mamos indígenas para que expliquen el significado que encierran. Se debe retomar para recordar nuestras raíces y de allí comprender ciertos eventos y creencias de la actualidad”, enfatizó Ariza.
Para ‘La Polla’ Monsalvo, la región perdió mucho con la desaparición del museo arqueológico “porque con éste se pierde parte de la historia de sus tribus indígenas, de cómo vivían, cómo eran sus vasijas, las maravillas que hicieron pese a no tener las herramientas de la modernidad, lo cual da evidencia de su capacidad manual e intelectual”, enfatizó, añorando que el lugar sea reactivado de nuevo, teniendo en cuenta que antes se hace necesario adecuar las instalaciones físicas de la Casa de la Cultura.
Voz oficial    
El coordinador Municipal de Cultura, Alberto Muñoz Peñaloza, explicó que el museo se quedó sin espacio para su funcionamiento porque se le dio una destinación diferente al que tenía, debido a que hace unos años destinaron el lugar habitual del museo para taller de pintura y esto ocasionó su deterioro.
“El año pasado no se hicieron efectivos los recursos IVA (rubros provenientes del impuesto sobre las ventas IVA al servicio de telefonía móvil, que deben destinarse especialmente al fomento de la cultura), fueron reasignados y los restantes fueron devueltos por la Gobernación”, manifestó el funcionario.
Este año, de acuerdo a Muñoz Peñaloza, el municipio de Valledupar está a la espera de la decisión final por parte del Consejo de Patrimonio Departamental, confiando en la reasignación del presupuesto. En todo caso, incluirán una asignación especial en 2014, con el propósito de culminar el proceso y poder garantizar el debido funcionamiento del museo, para lo cual están reclamando las piezas que están dispersas en varios lugares de la ciudad, las cuales fueron prestadas por el extinto director de la Casa de la Cultura, Germán Piedrahita.
“La idea es reabrir el museo lo  más pronto posible para que en el 2014 opere con sentido formativo, educativo y como atractivo turístico. Para reactivarlo se requieren 250 millones de pesos, incluyendo la Sala de Guarda, que es un espacio con todas las seguridades y protección en caso de siniestro natural”, enfatizó el Coordinador Cultural de Valledupar.
  • “En la Casa de la Cultura hay 304 piezas, importante todas y debidamente reconocidas por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Icanh”: Alberto Muñoz, coordinador de Cultura de Valledupar.

Características de las piezas
  • La cerámica Chimila se caracteriza porque las tapas tienen modelado el rostro de personajes y las urnas representan el cuerpo de éste. Además, es notorio el énfasis en la decoración aplicada y la representación de adornos personales. Según la antropóloga Ruth Ariza, aquí predominan urnas funerarias, donde la característica eran dos manos unidas a la altura del ombligo, las cuales indicaban que existieron entierros de segunda fase, lo que quiere decir que los indígenas primero enterraban a sus muertos en cuevas y luego depositaban sus restos en cerámicas. 
  • De los Tayronas habían muchas vasijas en barro o arcilla forma de senos, que representaban a la madre naturaleza, las cuales eran utilizadas para sus ritos sagrados, explicó Ariza.
Línea de tiempo
De acuerdo a información suministrada por la antropóloga Ruth Ariza en:
  • 1974: Inició el museo arqueológico con la dirección de Andrés Rocha, cuando la Casa de la Cultura estaba a cargo de Mercedes Romero de Quintero. Allí había piezas Tayronas, Chimilas y Malibúes, que datan de 200 hasta 400 años después de Cristo.
  • 1987: Edith Plata tomó las riendas del museo, en el tiempo que Fanny Dangond era  directora de la Casa de la Cultura, recibiendo 431 piezas, encontrando cerámicas, material lítico (de piedras), piezas en oro en forma de tumbaga (con aleación de cobre), vegetales fofisilizados, urnas funerarias y collares con piedras preciosas.
  • 1999: Nombran como director de la Casa de la Cultura a Efraín ‘El Mono’ Quintero, quien ordena un nuevo inventario de las piezas del museo, recibiendo 470 piezas y acude al Museo Nacional para una guía.
El Museo Arqueológico tiene 14 años de estar abandonado y sus piezas están fraccionadas en varias instituciones.